12 ideas inspiradoras para una vida más sostenible
Cada acción que realizas en tu día a día es importante para asegurar la sostenibilidad de nuestro planeta. Pero quizá algo más importante es que cada acción que realizas, por pequeña que sea, inspira a los demás y a ti mismo a crear cultura ambiental como sociedad.
Es por ello que hemos recopilado 12 acciones de 12 habitantes del Valle de Aburrá con las que no sólo mejoran su calidad de vida, sino que contribuyen a la creación de esta cultura tan necesaria en nuestro territorio y en el mundo. Las acciones que puedes implementar en tu vida son infinitas; te invitamos a inspirarte con estas y luego a que nos cuentes, ¿con cuál te sumas?
“Llegue hace año y medio a Medellin decidida a no volver a usar el carro. Por eso, ahora trato de movilizarme en bici la mayor parte del tiempo y cuando necesito desplazarme trayectos más largos tomo el Metro, aunque sin duda lo que más disfruto es simplemente caminar. ¡Estoy convencida que esta es la mejor forma de vivir, disfrutar y conocer la ciudad! Es doble ganacia, ya no vivo metida en tacos y mi huella de carbono se redujo”.
“En una pequeña área de mi casa decidí crear una huerta para consumo propio y de mi familia como una alternativa de alimentación saludable y sin uso de agroquímicos. Comencé a buscar cómo construirla y tres meses después los resultados son maravillosos: tengo tomates, coles, papá criolla, cilantro y lechugas. No creí que fuera tan fácil y gratificante; día a día disfruto ver crecer los vegetales de mi huerta, recogerlos y llevarlos a mi mesa. Cultivar es una terapia para el alma”.
“En mi casa solía separar los residuos entre reciclables (cartón, papel, plástico y vidrio) y no reciclables (residuos de comida, cáscaras de frutas y verduras, entre otros). Luego me di cuenta que esta separación no era suficiente…Si las frutas y verduras surgen de la tierra y en ella misma se reintegran, ¿por qué estaba terminando su ciclo de vida en una bolsa de basura? Por ello decidí iniciar un compostaje con lombrices en una maceta, el cual es bastante rústico, pero con el cual he obtenido resultados increíbles. De esa manera reduzco la cantidad de residuos en casa y obtengo un abono maravilloso para las plantas”.
“Cuestionando mi estilo de vida y los impactos que genero al ambiente, he llegado poco a poco a diferentes soluciones y alternativas para sumar a la sostenibilidad, entre ellas, la recolección de agua lluvia para diferentes usos en casa: regar las plantas, lavar ropa, lavar pisos, entre otras. Para mi madre y yo es importante tener espacios verdes en casa donde sea posible apreciar diferentes aromas y observar la textura de las hojas y los colores de las flores y gracias a la recolección de agua lluvia está creciendo un pequeño jardín y también disminuyo considerablemente mi huella hídrica y gastos”.
“En mi casa tenemos seis tipos de recipientes para los residuos sólidos: papel, latas, vidrios, residuos orgánicos, plásticos y no reciclables. Lo ideal es separar y aprovechar los residuos sólidos hasta el nivel que se pueda (pero aún mejor sería no producirlos). En mi día a día creo cultura ambiental haciendo una adecuada separación y llevando los residuos semanalmente a los puntos de acopio o entregándolos al reciclador de la zona para el aprovechamiento de los mismos”.
“Hace un tiempo había dejado de comer ensaladas debido al alto contenido de productos químicos usados en la agricultura. Todo cambió cuando conocí a Nelly, campesina del corregimiento de San Cristóbal, quien cultiva frutas y verduras limpias, agroecológicas y a un precio justo. Ahora solo compro estos productos a ella y a la red de mujeres campesinas de San Cristóbal, mejorando no solo mi alimentación sino apoyando la economía de nuestros agricultores de manera directa, sin intermediarios”.
“Hace seis meses mi amor por la comida y la buena alimentación me llevó a explorar el cultivo de algunas plantas aromáticas en casa. Ha sido toda una experiencia, porque más allá de su frescura y sabor pude conectarme con los ciclos de la siembra, los cuidados, el riego (que es diferente para cada planta), las plagas y cómo tratarlas amigablemente. Algunas plantitas murieron, pero otras aún viven y a pesar de sus pequeños tamaños me han sabido proveer de deliciosas hojas verdes para mis creaciones culinarias”.
“Hace un tiempo me empecé a cuestionar sobre la cantidad de basura que generaba durante cada ciclo menstrual. Me impresionaba que cada mes estuviera obligada a producir tantos desechos, y que ese fuera el panorama por los siguientes 20 años. Me puse a investigar y encontré una solución: la copa menstrual. Cada copa dura 10 años y ahorro basura, plata y muchas incomodidades de los productos tradicionales. ¡Amo mi copita!”
“Hace un año, en mi búsqueda por hacer más amigable mi paso por el mundo, me encontré este viejo Charles Chaplin. Desde entonces veo en él una posibilidad cotidiana para la reducción del uso del plástico. En vez de los vasos que utilizaba diariamente por cinco minutos y tiraba a la papelera, mi Chaplin -que tiene más de 20 años de muy útil servicio- me permite alimentarme de manera más sostenible (yogur, fruta, granola, jugo, aromática e, incluso, tintico); además, me recuerda que para “tiempos difíciles” existen soluciones divertidas y sencillas”.
“Nací en medio de cultivos de caña y café; mi papá es agricultor, y siempre me enseñó el amor y el esmero por el campo. Sin embargo, había algo de incoherencia en nuestro actuar: comprábamos el café instantáneo, ese que no era tan bueno y que muchas veces venía en empaques de plástico que luego iban a la basura. Un día mi hermana me dijo: ¿Por qué lo compramos si nosotros lo cultivamos? ¿Sabía que lo que nos venden es la pasilla o los granos que no cumplen con la calidad de exportación? Hubo un cambio inmediato: empezamos a preparar y consumir el café que crecía en la finca. Ella me enseño hacerlo de forma artesanal; lo secamos, le quitamos la cascarita, lo tostamos en una olla y luego lo molemos. Luego lo guardamos en un frasco de vidrio que nos permite cargarlo cada vez que se termina. Ahora apoyamos la producción de papá y mi hermana, tomamos café orgánico y no producimos tanta basura”.
“Desde hace tiempo dejé de hacer compras por moda, antojo o capricho; cambié el carro por la bicicleta, el Metro y las caminadas; decidí formar parte de grupos que impactan positivamente el medio ambiente y hacer amigos que cuidan su entorno y que aman la naturaleza. Ha sido bastante sencillo volver a lo básico, preguntarme si en verdad necesito lo que voy a comprar, desconectar si no voy a usar y hasta la temperatura del agua con la que me voy a bañar”.
“¿Porqué elijo alimentarme con una dieta basada en plantas y llevar un estilo de vida vegano? Te contaré sobre sus beneficios con respecto al cuidado del medio ambiente…¿Te has preguntado cuánta agua se requiere para producir una hamburguesa de carne animal? 2400 litros. ¿Y para un vaso de leche? 200 litros.
Por el contrario, la huella hídrica una dieta vegana en cuento a huella de agua es mucho menor; solo se requiere el agua de la siembra y no por ello es una dieta de menor calidad, ya que obtenemos las mismas proteínas, carbohidratos, fibra, y no solo eso, sino que de mucha mejor calidad, menos contaminantes y dañinos para nuestra salud y el medio ambiente”.