Foto destacada: Comadreja arrollada / Camilo Botero
—Las vías y el transporte motorizado aumentan más rápido que nuestra capacidad para conocer y valorar la biodiversidad local. -dice Juan Manuel Obando Tobón, hablando sobre una de las mayores consecuencias de la ampliación de carreteras y el aumento del parque automotor en el Valle de Aburrá y territorios aledaños: el atropellamiento de fauna silvestre.
Juan Manuel Obando es ingeniero forestal y estudiante de la Maestría en Bosques y Conservación de la Universidad Nacional. Desde 2013 comenzó a documentar animales atropellados, especialmente en vías de la ladera suroriental del Valle de Aburrá, como El Escobero y la Variante Las Palmas. En 2015 desarrolló ‘Tayra’ junto a un equipo de colegas y amigos, un proyecto que inició como una aplicación móvil colaborativa para registrar fauna atropellada en las vías y que hoy se dedica a promover el conocimiento sobre la biodiversidad en el territorio, así como los efectos de la expansión urbana y el transporte motorizado sobre la fauna.
En 2015, Obando caminó 96 veces la vía El Escobero (Envigado), para elaborar su tesis de maestría. En esos recorridos encontró 138 animales atropellados: 53 mamíferos, 60 aves y 25 reptiles. Hoy sigue monitoreando la misma vía para el Sistema Local de Áreas Protegidas (SILAPE). En esta entrevista, nos cuenta sobre su experiencia documentando los efectos de la expansión urbana sobre la biodiversidad, y la importancia de que la ciudadanía valore y conozca la vida que existe en los bosques que le rodean.
¿Qué te motivó a involucrarte en el tema de la expansión urbana, las carreteras y la biodiversidad?
Una Chucha de agua (Chironectes minimus), sin vida, en medio de la vía El Escobero en el año 2013. Sigo sin conocerla viva, ni siquiera en registros de cámara trampa. Ese día estaba muerta justo en la vía por la que el bus me lleva a los bosques que recorro y exploro desde hace varios años, y por la que probablemente transportan algunos de los alimentos que consumo en la ciudad y transitan familiares y amigos. Al fin y al cabo, nosotros somos quienes demandamos vías y transporte motorizado.
Con el tiempo la historia se ha repetido de forma preocupante y triste con muchas especies de mamíferos que nunca he podido observar directamente en los bosques de la ladera suroriental del Valle de Aburrá, únicamente en cámaras de rastreo, pero sí los he registrado arrollados por vehículos en las vías que los dividen y atraviesan: olinguito, chucha lanuda, tigrillo lanudo, cusumbo mocoso, taira, puercoespín.
¿Cómo surgió Tayra, el proyecto para documentar y generar educación en cuanto a atropellamiento de fauna silvestre?
Tayra surgió en honor a Eira barbara. La registramos frecuentemente en las cámaras, pero nunca la habíamos encontrado arrollada en la vía El Escobero, ni siquiera en los 15 años que llevan investigadores locales de esta iniciativa documentando datos de mamíferos atropellados allí. Era nuestro ícono y referente en la firme idea que la realidad de al menos esta pequeña parte del territorio cambiara. Lamentablemente en el diciembre anterior tuvimos el primer registro de una taira atropellada en esa vía.
En este proyecto ha sido fundamental el apoyo de amigos, desde su experiencia, capacidades y habilidades. Documentar esta problemática trae muchas frustraciones, el desgaste emocional es enorme y por eso el apoyo de personas afines, con las que comparto una manera de documentar, difundir y estudiar la problemática es vital para mí.
En términos educativos, ¿qué consideras que has logrado hasta ahora con Tayra y cuáles otras estrategias se deberían implementar para sensibilizar a la ciudadanía frente al tema?
Desconocemos profundamente nuestra biodiversidad y así es imposible dimensionar los impactos que generamos sobre ella en nuestras actividades diarias: en las vías por las que transitamos o en los territorios que llegamos a ocupar como nuevos habitantes, donde muchas otras especies ya estaban antes.
Algo muy frecuente en los reportes que nos llegan a Tayra (incluso desde diferentes regiones de Colombia), son frases como “no tengo ni idea qué es”, “primera vez que veo este animal”, lo que muestra que las vías y el transporte motorizado son más rápidos que nuestra capacidad para conocer y valorar la biodiversidad local.
El material que difundimos en redes sociales y lo que compartimos en charlas, exposiciones fotográficas (por ejemplo ‘¿Cómo los queremos conocer?’) y conversatorios, relatan y recogen nuestras vivencias recorriendo las carreteras y los bosques de la ladera suroriental del Valle de Aburrá; pero también los reportes, opiniones y experiencias de las personas que nos escriben y nos envían fotos, videos y datos de una realidad latente en cualquier carretera. Siempre buscamos promover la historia natural y biodiversidad de este territorio, y es por esto que Tayra surgió desde Aburrá Natural.
‘¿Cómo los queremos conocer?’ es una exposición fotográfica liderada por Aburrá Natural que busca sensibilizar a la ciudadanía acerca del atropellamiento de fauna silvestre en las vías.
¿Cuáles son las especies más afectadas por atropellamiento en el Valle de Aburrá y territorios aledaños?
Aunque las carreteras en las que nos enfocamos escasamente tienen diez kilómetros, son una clara evidencia de lo letales que pueden ser cuando atraviesan ecosistemas frágiles y biodiversos. Hemos encontrado especies de todo tipo: diurnas, nocturnas, terrestres, arborícolas, conocidas, desconocidas, comunes, raras y amenazadas.
Hay especies que son arrolladas con frecuencia tanto en áreas urbanas, como rurales y naturales, por ejemplo la chucha (Didelphis marsupialis) y ardilla (Notosciurus granatensis). También mamíferos carnívoros como el zorro perro (Cerdocyon thous) y comadreja (Mustela frenata), que no solo han sido arrollados en los tramos de vía que cruzan por los ecosistemas mejor conservados del territorio; también han sido encontrados en vías de áreas urbanas del Valle de Aburrá.
Hasta el momento 25 de 35 especies de mamíferos terrestres que hay registradas para el suroriente del Valle de Aburrá, han sido arrolladas en la vía El Escobero y la Variante al Aeropuerto, según Juan Manuel Obando.
Entre las especies atropelladas se encuentran nueve especies de mamíferos carnívoros: cusumbo mocoso, cusumbo solino, olinguito, perro de monte, tigrillo lanudo, jaguarundi, zorro perro, comadreja y taira.
Son cifras y datos que preocupan. En ocho años han sido arrollados diez tigrillos lanudos en las vías del suroriente del Valle de Aburrá, y en los últimos dos años se han encontrado siete cusumbos mocosos y tres olinguitos entre El Escobero y la Variante Las Palmas. Por otro lado, el primer registro de jaguarundi (Puma yagouaroundi) para el Valle de Aburrá fue por atropellamiento en la vía El Escobero.
Con respecto a las aves, se tienen registros de al menos treinta especies atropelladas, de cerca de 200 que habitan en la ladera suroriental del Valle de Aburrá. Las cifras más altas de mortalidad están representadas por las rapaces nocturnas, como búhos; pavas cariazules y barranqueros. También se han encontrado desde guacharacas hasta colibríes, de especies de fácil registro, como la mirla patiamarilla; hasta tímidas y esquivas, como Grallarias, así como rapaces diurnas, carpinteros, e incluso especies endémicas (perdiz colorada, Odontophorus hyperythrus).
¿Cuáles son las consecuencias del atropellamiento de fauna silvestre?
El atropellamiento es quizá la consecuencia más visible de la construcción, ampliación y modificación de las carreteras. Es desencadenado por eventos a mayor escala que implican retos enormes para la conservación de la biodiversidad y que son generados por la red vial: fragmentación de ecosistemas, pérdida de hábitat, aislamiento, ruido, contaminación y todas las presiones posteriores a la construcción de la carretera, que varían según el contexto.
En algunas regiones las carreteras facilitan la ampliación de la frontera agrícola y ganadera, la cacería ilegal, el tráfico de fauna y flora, entre otros. Pero en el Valle de Aburrá y oriente cercano antioqueño, las carreteras promueven la expansión urbana. Entonces ya no solo tenemos fragmentos de bosque degradados y cada vez más pequeños, sino también rodeados de vías y proyectos de vivienda que generan mayor presión a los ecosistemas circundantes.
Áreas que anteriormente eran los territorios de la frágil y desconocida biodiversidad del Valle de Aburrá, ahora están divididas, aisladas y presionados por la carreteras y proyectos de construcción. Esto genera la necesidad de cruzar frecuentemente las vías para encontrar nuevas áreas, lo que en muchas ocasiones termina con la muerte del individuo, la pérdida de diversidad y en algunos casos podría generar la extinción local de especies, sobretodo de aquellas que tienen bajas densidades o que requieren grandes territorios, como los mamíferos carnívoros, fundamentales en las interacciones, redes tróficas y funcionamiento de los ecosistemas.
Las especies que son más víctimas del atropellamiento en vías urbanas y rurales son la chucha, la ardilla, el zorro perro y la comadreja.
¿Cuál cree que sería la solución para mitigar los patrones de atropellamiento y prevenir la aparición de otros?
Las soluciones, medidas de mitigación y propuestas deben surgir desde múltiples enfoques. Es frecuente encontrar opiniones que reducen la problemática a la ausencia de pasos de fauna, y por supuesto que pueden ser una medida efectiva y necesaria, pero para que sean funcionales es necesario conocer la fauna local, sus características, y saber cuáles son las especies más afectadas. Para ello es importante y necesaria la investigación, para que las decisiones sean soportadas en datos y evidencias.
También es fundamental garantizar que los pasos de fauna estén inmersos en una estructura ecológica que permanezca en el tiempo y esté “protegida” a los procesos de transformación de los ecosistemas. En entornos tan dinámicos como los sometidos a la expansión urbana es vital que estos pasos estén considerados dentro de la planeación y ordenación del territorio, de lo contrario, su eficacia será incierta.
Por otra parte, educar para nuestra biodiversidad es otro gran reto, y esto incluye desde el tipo de señalización de advertencia de cruce de fauna, que permita a las personas reconocer la biodiversidad local, pero también promover su valoración y protección, ¿qué implica desplazarme por territorios biodiversos? ¿Cómo el uso excesivo del transporte motorizado puede impactar la biodiversidad? ¿Somos conscientes de que el exceso de velocidad aumenta la probabilidad que el animal que trata desesperadamente de cruzar la carretera sea arrollado?.
¿Cómo generar un equilibrio entre desarrollo de infraestructura vial y protección de especies de fauna silvestre que se comienzan a vulnerar con la construcción de carreteras?
Es importante cuestionarnos como sociedad la construcción de nuevas vías. Al oriente cercano antioqueño podemos llegar por la Autopista Medellín Bogotá, Las Palmas, Vía Santa Elena, El Escobero, próximamente Túnel de Oriente y otros proyectos viales que se están ejecutando. Es evidente la acumulación de vías para conectar ambos territorios, pero esta red ha generado una presión urbana adicional sobre los fragmentos de bosque, además del aumento en el flujo y densidad vehicular.
Siempre considero que el primer paso debe ser preguntarnos, ¿cuál es la necesidad real de construir otra vía? ¿Es un interés general o particular para promover otros proyectos? Debemos hacer un análisis que dimensione los impactos que tendrá una carretera sobre la biodiversidad, sus interacciones y los procesos ecológicos que sin pedir nada a cambio permiten que los habitantes del Valle de Aburrá podamos seguir viviendo y compararlo con el porcentaje de personas que realmente se verán beneficiadas por la construcción de una vía.
Aunque puede sonar utópico, vías con conflictos latentes y pérdida constante de diversidad por atropellamientos (caso vía El Escobero), debe tener otro tipo de consideraciones y por supuesto restricciones en la movilidad (tanto en flujo como velocidad), principalmente en las noches. Tal vez pueda parecer una medida impopular, pero es la menos costosa, más eficaz y su éxito ha sido demostrado en otros lugares del mundo cuando existen grandes eventos migratorios o reproductivos, o cuando se han identificado periodos a lo largo del año en los que se intensifica el atropellamiento de fauna en las vías.