Semana Santa, tiempo hostil para la fauna silvestre
Foto destacada: Área Metropolitana del Valle de Aburrá (AMVA)
Mientras muchos colombianos aprovechan su tiempo libre para salir de viaje en Semana Santa, la fauna silvestre del país vive uno de sus momentos más críticos. Es una de las épocas más activas del año para los cazadores y traficantes de fauna, en la que se lucran con la venta de fauna que han extraído de su hábitat natural.
Unos venden la carne blanca de iguanas y tortugas para ser consumidas en los días de vigilia de la Semana Santa y la cuaresma. Otros ven la oportunidad de vender animales silvestres en las carreteras a los viajeros para que los lleven a sus casas como mascotas. Ambos casos tienen consecuencias lamentables para las poblaciones de fauna silvestre, muchas de ellas incluidas en los apéndices de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).

Podocnemis unifilis. Foto: Cortolima
La mayoría de animales que son extraídos de su hábitat natural no sobreviven a las condiciones a las que son sometidos por los traficantes y personas que los adquieren. Esto se debe a que no se les brinda un manejo adecuado y se les alimenta con elementos diferentes a su dieta habitual. En el caso de las crías, son arrebatadas de forma violenta de sus madres, a quienes en muchos casos asesinan.
Los animales más traficados en esta época son las guacamayas, los loros, las tortugas y las babillas. Entre las poblaciones de tortuga traficadas se encuentran las Podocnemis unifilis, Podocnemis expansa y Podocnemis lewyana, la primera categorizada como En Peligro (EN) y las dos últimas como En Peligro Crítico (CR) según el Libro Rojo de Reptiles de Colombia (2015). Estas especies son muy apetecidas por su tamaño y la cantidad de huevos que desovan en su época reproductiva.
Las cifras más alarmantes de tráfico de fauna provienen de la costa Caribe colombiana, en especial los departamentos de Sucre, Bolívar, Magdalena, Cesar y Córdoba, los cuales encabezaron la lista de captura y caza ilegal de fauna durante la Semana Santa de 2016.

Foto: Paula Saravia
La fauna víctima de tráfico ilegal que logra ser decomisada es llevada a centros de atención y valoración establecidos por las autoridades ambientales del país. Allí, un porcentaje de los animales que llegan logra ser rehabilitado y liberado, pero muchos otros no cuentan con esa suerte ya que deben permanecer el resto de su vida en cautiverio o, en otros casos, ser sacrificados.
Esta es una problemática con baja probabilidad de resolverse a corto plazo en parte por la flexibilidad de la legislación colombiana, la cual otorga penas muy bajas para los traficantes. Además, es una forma de sustento para muchas familias que habitan en zonas rurales, a las cuales no se les da estímulos ni alternativas para que no acudan a este tipo de prácticas.
En Antioquia, la entidad encargada de vigilar y controlar el tráfico ilegal de especies es el Comité Interinstitucional de Flora y Fauna de Antioquia (CIFFA), conformado por la Secretaría de Medio Ambiente de la Gobernación de Antioquia, Corantioquia, Cornare, Corpouraba, Área Metropolitana, la Policía Nacional, la Fiscalía y Parques Nacionales Naturales. Desde el 10 de marzo, el CIFFA ha establecido 33 retenes para vigilar y controlar el tráfico de especies en las vías.
Para denunciar algún caso de tráfico de fauna y/o flora los ciudadanos pueden comunicarse a la línea 018000414123.