Mompox: La joya colonial del Caribe
Foto destacada: Aroldo Mestre. Fotografía publicada en “El Universal” en 2013 y reproducida en este medio únicamente con fines educativos e informativos.
En el Caribe colombiano, en el departamento de Bolívar, el río Magdalena pasa sin prisa por un pueblo con más de 470 años de historia, declarado por la Unesco como patrimonio de la humanidad: Santa Cruz de Mompox.
Estar en Mompox –o Mompós- y recorrer sus calles, iglesias y plazas es sentir que el tiempo se detiene en un aire español y caribeño. En la época de la conquista este lugar fue un importante puerto mercantil que servía de conexión entre Cartagena y el interior, a ello se debe que aún algunos viajeros realicen un nostálgico viaje en ferry a través de las aguas del Magdalena para llegar hasta estas tierras.
Otro de los atractivos que sobresale en Mompox es la Plaza de la Concepción, que solía ser un mercado público y punto de referencia para la navegación fluvial de la zona. Allí llegaba la mercancía y se comenzaron a desarrollar asentamientos españoles.
Navega por la imagen para ver la Plaza de la Concepción en 360º
Luego de un recorrido por arquitectura de este municipio con sus adoquines, calles empedradas y sentir su aire de pasado, hay algo que resaltar de la cultura Momposina: la filigrana. Este difícil arte es una clase orfebrería que consiste en la elaboración de joyas tejidas a mano con finos hilos de plata y oro. Los Momposinos conservan la tradición de este tipo de joyería que ha persistido por más de 500 años como legado de nuestros antepasados españoles, árabes e ingleses.
Mira el video para adentrarte en el proceso de la filigrana momposina. ¡Todo un arte! / Video: Gobernación de Bolívar
Finalizamos este viaje a la bella tierra de Mompox con un recorrido en lancha por la Ciénega de Pijiño. Durante el trayecto, que dura cerca de una hora, se pueden observar diversas especies de aves, reptiles y flora a orillas de las aguas tranquilas. Al regreso, el atardecer se desvanece y se zambulle en el Magdalena.
Fotografías: Geviller Marín