La Medellín Montañera
En un contexto global de escasez de agua, aire puro, tierras fértiles y alimentos, un país como Colombia tiene grandes ventajas estratégicas para el desarrollo del campo.
Medellín, por ejemplo, tiene cinco corregimientos con extensas áreas rurales: San Cristóbal, Palmitas, Altavista, San Antonio de Prado y Santa Elena. En todos ellos se pueden desarrollar proyectos agrícolas que atiendan la demanda local de alimentos e impulsen negocios de alto valor agregado como la gastronomía, la medicina natural y el turismo.
No obstante, los cambios sociales, culturales y económicos en los corregimientos de Medellín parecen amenazar las vocaciones del campo. Frente a eso, urge diseñar políticas públicas que nos permitan conjugar nuestra herencia campesina y las oportunidades que ofrece la globalización.
“Medellín Montañera” (@medellinmontanera) es un proyecto fotográfico del comunicador social Agustín Patiño, que busca retratar, documentar y compartir historias de la gente que habita y trabaja el campo de Medellín.
Estas fotografías pueden ser un punto de partida para los debates históricos, culturales y económicos que deberíamos dar frente al futuro del campo y las relaciones campo-ciudad en nuestra región y país.
Jesús Alonso Ruiz es es un gomoso de las flores, también cultiva papa, mora, fríjol y maíz, eso sin contar las decenas de flores de su jardín de la vereda San Ignacio de Santa Elena. Aprendió él solo, con el recuerdo de sus padres y los “viejos antiguos” de su vereda natal, Barro Blanco.
María Leticia Amariles, campesina de Santa Elena, pone los tallos de flores en agua con azúcar para que los botones terminen de abrir.
Juan Carlos Agudelo Arrubla es un jornalero nacido en Caldas. Lleva 30 años de San Antonio de Prado, a donde llegó buscando trabajo. Y le fue bien, pues lleva 26 años trabajando en la finca La Esmeralda. “Mi papá fue agricultor, todos nos criamos en el campo, en Caldas. Fuimos nueve hermanos, 5 mujeres y cuatro hombres, Yo soy el único que sabe ordeñar”.
Juan Ernesto Muñoz todavía anda descalzo por las heras. Su cebollal de la Vereda La Palma de San Cristóbal les ha dado de comer a él y su familia todo el año. Antes sembraba flores, pero por ahora las verduras son más rentables y su cultivo menos riesgoso. Hoy cogió 22 manojos de 15 kilos cada uno junto a su padre y un trabajador de la vereda.
Brenda Botero es una campesina de la vereda Buga de Altavista, tiene jardín de flores en su casa y le gusta compartir con otros campesinos de la vereda, por eso asiste desde hace 4 años a las capacitaciones en agricultura que ofrece la Alcaldía de Medellín.
Flavio Jaramillo Muñoz es un jornalero de la vereda La Aldea de San Sebastián de Palmitas, trabaja cargando pasto para los animales, fumiga un cultivo de cebolla junca y “voltea” en el trapiche de El Hoyo, uno de los últimos trapiches de caña en Medellín. “La caña se está acabando mucho, y ya no hay con quién trabajar. Los viejos tenían de a 10 o 15 hijos y todos trabajaban, ahora quien tiene un hijo lo manda para Medellín”.